lunes, 18 de marzo de 2013

Si duermes con niños te levantas meado

"Si conseguimos ganar en Coruña, les dejaremos con los dos pies en segunda", declaró Iago Aspas, jugador celeste y 'antideportivista' -como el mismo se declara-, en los días previos al partido que enfrentó el viernes al Deportivo y al Celta en el Municipal de Riazor.

El Deportivo llegaba último, con la imperiosa necesidad de ganar, y el Celta se veía por primera vez en años con una oportunidad irrepetible: ganar el partido y asestarle a los de Fernando Vázquez un golpe mortal que los enviase al infierno de segunda.
Por si lo de Aspas fuese poca mecha para avivar al Deportivo, la foto de Hugo Mallo mofándose del Coruña en el bus en el que viajaba para animar a su equipo, terminó de incendiar el derbi.

En las horas previas, ambos jugadores, canteranos y para muchos, referencias del celtismo, echaron gasolina y cabrearon al deportivismo. Sobre el césped sólo estaba Iago, que tiene los mismos quilates de calidad en sus botas, como de falta de materia gris en su cerebro. El de Moaña duró 30 minutos en el campo. La presión le pudo, Marchena y sus años de veteranía le sacaron del partido y posiblemente de las próximas citas en las que el Celta se jugará el devenir en primera. Hugo estaba en la grada, animando e incitando como un hincha cualquiera, pasando por alto que un jugador no es un aficionado más, y que por muy lesionado que se esté, ha de dar una imagen. Segundo error del vigués.

Demasiado fácil se lo pusieron a un Deportivo necesitado, que llevaba desde principios de enero sin conocer la victoria. Con Valerón a los mandos y el 'regalo' de Iago, el derbi estaba listo. Riki, Silvio y Salomao pusieron los goles deportivistas y Park anotó el celeste a escasos minutos del final. Valerón puso el talento y Aspas y Mallo la inocencia y la torpeza; uno en el campo y el otro en la grada.

El Celta salió de Coruña con su mejor jugador expulsado para varias jornadas, su imagen dañada, metidos en descenso e invitando a soñar a un Deportivo al que todo lo que le queda son finales. Todo les salió al revés. Ya lo dijo Mario Bermejo al finalizar el partido, "Si duermes con niños te levantas meado".

martes, 12 de marzo de 2013

Cuestión de intensidad

     Que el Barça es infinitamente superior al Milan es una afirmación que no debería sorprender a nadie, al igual que decir que remontar un 2-0 en una eliminatoria de vuelta de Champions, y ante un equipo italiano, tampoco es tarea fácil.

     Las cosas están así, en San Siro el Barça no sólo no hizo los deberes sino que suspendió con nota, trayendo un resultado nada alentador de Italia. Ahora hay 90 minutos para remediarlo, 90 minutos en los que el Barça necesitará volver a ser el Barça. Con eso debería bastar.

     Variar el esquema y pasar del 4-3-3 clásico a un 3-4-3 o incluso a un 3-5-2 es simplemente una cuestión numérica y de variación a priori. Todo el juego y la disposición táctica variará según el minuto, el resultado y el planteamiento del Milan. La clasificación no pasa por salir a morder en el minuto 1, dejando huecos atrás, desprotegiéndose y queriendo tener la eliminatoria remontada en el 15; no. La clasificación pasa porque el equipo se haga profundo, tenga paciencia, combine con peligro, circule rápido y vaya intenso a la presión. Con eso, el gol llegará, seguro. El Milan se desarbolará y el partido entrará donde quiere el Barcelona. Ahora bien, tratar de remontar 'sólo' teniendo la pelota, con una posesión estéril y previsible no servirá; como ya quedó demostrado en la ida ante el Milan y en los dos partidos ante el Real Madrid.

     Si entra o no Villa, si juega Alexis o si Fàbregas continúa siendo titular, no debería importar. Particularmente yo emplearía a Tello, por eso de jugar con alguien pegado a la banda con desborde, uno contra uno, centro y gol. Pero aún así, salga quien salga, sea defensa de tres, de cuatro o de cinco, el Barcelona tiene la obligación de conseguir una remontada a la que tiene desacostumbrados a sus seguidores. Esa remontada se conseguirá si se cree que puede conseguirse, si el Camp Nou aprieta y sobre todo si los hombres de arriba del Barça primero, y todo el equipo en bloque después, presionan, asfixian y aprietan a un equipo que no querrá la pelota. De el robo en zona de tres cuartos vienen las ocasiones, la sorpresa y el gol. Hoy Busquets será importante, tendrá que engranar y sostener todo el equipo, impidiendo que se haga largo por momentos y dándole esa estabilidad y ayudas que seguro necesitará.

     Los 11 jugadores del Barcelona que salten esta noche al verde del Camp Nou, sean quienes sean, sólo han de tener una palabra metida en la cabeza: intensidad. Siendo intensos recuperarán balones tras pérdida, crearán ocasiones, encerrarán al Milan y llegarán los goles. La clave estará en ver cuántos y para eso sólo queda esperar a que empiece el partido. 

miércoles, 6 de marzo de 2013

A cuartos sin brillar

     Se esperaba un partido complicado en Old Trafford. El 1-1 de la ida en el Santiago Bernabéu, que clasificaba al United, presagiaba un encuentro diferente, con un Manchester dispuesto a entregar la pelota y esperar ordenado atrás y un Madrid con la obligación de hacer lo que menos le gusta: controlar, mandar y proponer ante un rival encerrado; sin espacios para correr.

     El Madrid salía con todo, con la única 'sorpresa' de Varane, que a base de goles, solidez y limpieza ha relegado a Pepe al banquillo, y la entrada de Higuaín por Benzema. En el United, Giggs salía de inicio para jugar su partido 1000 con la camiseta de los 'Diablos Rojos' y la tarea de ayudar a Rafael a frenar las subidas de Coentrao y el peligro de Cristiano, y poner cordura y pausa con el balón en los pies.
La primera parte se cerró sin goles. Con un Madrid atascado por el centro, preso de su propia incapacidad para crear espacios ante rivales replegados y un United cómodo con su papel en el campo, que llegó incluso a estrellar un balón en el palo tras un saque de esquina.

     Los segundos 45 minutos se iniciaron de la mejor manera posible para los de Ferguson; jugada rocambolesca, centro al área, toque de Welbeck, rechace que da en Ramos y gol en propia puerta del Madrid. El Manchester se adelantaba y Old Trafford festejaba. El Madrid navegaba a la deriva. Tocaba sin peligro, Ozil no asociaba, Cristiano no aparecía y Alonso estaba bien sujeto en la creación. Hasta que llegó la expulsión de Nani. Una acción de juego peligroso y golpe fortuito que el árbitro interpretó como agresión del caboverdiano a Arbeloa y finalizó con la expulsión del jugador del United. Ahí sí, contra 10, Mourinho movió ficha y realizó el segundo cambio (el primero había sido Kaka por Di María, lesionado, al filo del descanso) dando entrada a Modric por Arbeloa, que ya no tenía a quién marcar. El croata salió enchufado, liberó a Alonso y le dio aire nuevo al Madrid. Con más espacios e Higuaín echado a banda derecha los huecos empezaron a aparecer, pero el gol del empate llegó en un disparo de rabia, seco y ajustado del croata desde la frontal ante el que nada pudo hacer De Gea. Un gol que valía 40 millones de euros.

     Y ahí se acabó todo. Los de Mourinho ya habían conseguido empatar la eliminatoria y con uno más sobre el verde y más oxígeno en los pulmones, el segundo gol era cuestión de tiempo. En una acción cualquiera, Ozil se disfrazó de Redondo, asistió a Higuaín y Cristiano la empujo en el segundo palo en uno de los goles más melancólicos de su carrera. 1-2 y eliminatoria superada.
Con el trabajo hecho, entró Pepe en el campo para recuperar la defensa de cuatro y el Madrid volvió a echarse atrás, replegó más de lo necesario ante un equipo en inferioridad y el Manchester rozó en varias ocasiones un gol que les habría dado alas, pero ayer no sólo Modric quiso empezar a justificar su fichaje, también Diego López se erigió en salvador del Madrid.

     El partido terminó así. Con el Manchester muriendo en el área blanca, Cristiano pidiendo perdón y un Madrid que ya espera rival en cuartos.