miércoles, 25 de enero de 2012

Buen Barça; excelso Madrid

Twitter, Facebook, móviles con conexión a Internet hasta en el punto más alto del K2, era de las tecnologías; Siglo XXI. Tenemos todos los medios para que nuestro mensaje llegue hasta puntos insospechados con sólo apretar un botón. La cantidad de información actual es infinita, la calidad de esa cantidad es ínfima. La información de calidad existe, claro que sí, pero tenemos que escarbar mucho. Al acabar el Barça-Madrid lo primero que hacemos todos es comentar en Twitter o Facebook nuestras impresiones. La red se satura. Todos tenemos una opinión y somos libres de hacerla pública, pero creo que en partidos de este tipo, debemos escuchar a los expertos, a los grandes de verdad y no dejarnos llevar por fanatismos y sentimientos.

El partido de hoy ha sido un duelo abierto, bonito y disputado. El Madrid llegaba con la eliminatoria muy cuesta arriba y Mourinho tuvo que dejarse de probaturas: “los mejores al campo y que sea lo que tenga que ser”. Quizá en ese grupo de “los mejores” faltaba Benzemá. Salió con un equipo valiente, y lo único que le impidió ponerse por delante en el marcador fue la falta de tino de sus jugadores. Fallaron lo infallable y apareció Messi para regalarle a Pedro el 1-0. El Barcelona ya estaba por delante, pero aún así, el Madrid tenía que buscar lo mismo: marcar 2 goles, antes para clasificarse, ahora para forzar la prórroga. El gol de Alves en el descuento de la 1ª parte parecía que iba a terminar de minar la moral de los blancos; que el Barcelona asestaba la cornada final. Pero no fue así, vaya que no lo fue. Con la eliminatoria perdida los de Mourinho se dedicaron a jugar, se atrevieron a discutirle y arrebatarle la pelota al Barça en su propia casa y empezaron a combinar. En una jugada de brillantez técnica, Ozil enseñó el concepto de lo que es “dar una asistencia” y Ronaldo dio un curso avanzado de “cómo definir”. En esos minutos Benzemá ya estaba en el campo, toda la carne estaba en el asador y tenía muy buena pinta. En una acción sin trascendencia aparente, un rechace de Piqué sale rebotado y la pelota le cae a Karim que enfila el marco como lo hacen los grandes delanteros, decidido y confiado. Entra en el área, le hace un sombrero a Puyol y define desde el suelo como los ángeles. 2-2. Los minutos trascurrieron pero el marcador no se movió. El Madrid estuvo cerca, quizá si en la ida hubiera planteado el mismo tipo de partido…

Mourinho erró, una vez más. En Madrid tiró la eliminatoria; su suerte, tener los jugadores que tiene. Si el Madrid hubiera ganado hoy no le habría sorprendido a nadie. Es justo decirlo, el Barcelona estuvo flojo en la segunda parte, se vio arrollado por un equipo bravo y confiado. 10 partidos ha tardado Mourinho en darse cuenta. Tuvo que verse con todo en contra para confiar en los mejores y dejarse de inventos.

Entrar en temas de beneficios arbitrales, Villaratos y demás sandeces está feo. Escudar una derrota en la figura del árbitro demuestra poco, y de ese poco, nada es positivo.
Yo me quedo con el fútbol, que es lo bonito. Me quedo con el sacrificio de Cristiano, que cada día es más jugador de equipo, con la calidad de Ozil, con el súper delantero que es Benzemá; con lo cerca que ha estado el Madrid. El Barça ha estado correcto; impreciso atrás y afortunado adelante. El Madrid ha vendido muy cara la derrota, lo ha dado todo y ha demostrado mucho, se ha quitado 50 kilos de complejos de encima. Al fútbol se gana queriendo ganar. Se dieron cuenta tarde.

El clasificado es el Barcelona, a mi entender, justo vencedor de la eliminatoria a 180 minutos. Eso sí, el Madrid ya tiene la receta, lo único que le falta ahora es atreverse a cocinar la próxima vez que se encuentren y no volver a viejos y perjudicables hábitos.

lunes, 9 de enero de 2012

Jugadores leyenda.

Raúl, Del Piero, Totti, Julen Guerrero, Paul Scholes, Puyol… Hay jugadores que no tienen precio. Jugadores eternos y carismáticos que son inmortales y que jamás podremos asociar su cara a ningún otro club. Muchos comienzan su andadura desde abajo, mamando la esencia y conociendo hasta el más mínimo detalle de la historia del equipo. Para ellos, su club es como el primer amor verdadero. Aunque a veces tengan peleas y surjan “novias”, la voluntad y el compromiso de los futbolistas prevalece y el romance continúa.

Algunos son incapaces de abandonar su casa; otros, guiados por el insaciable apetito de seguir siendo grandes, abandonan el barco como héroes, sabiendo que nunca podrán sentir lo que allí han sentido.

Thierry Henry abandonó Londres rumbo Barcelona el 23 de junio de 2007 como un adalid; una especie de semidiós “Gunner” que nunca podrá ser reemplazado. En el Barcelona conquistó el único título que le faltaba, la Copa de Europa y tras ésto emprendió su precipitada aventura en el fútbol estadounidense. En julio de 2010, con 32 años, se presentaba en la MLS como una estrella mundial que había decidido abandonar demasiado pronto el fútbol de élite. Y hemos tenido que esperar hasta el 6 de enero de este año para recibir el mejor regalo de Reyes que todo buen aficionado al fútbol podría desear; Henry volvía (aprovechando el parón de su liga) a casa. En una operación fulgurante, el atacante galo volvía a estar a las órdenes de Arsene Wenger durante 2 meses.

Y hoy, 3 días después de su fichaje, ha debutado. Ha saltado al campo en el minuto 68 de juego cuando el partido estaba con empate a cero, llevándose una cerrada y emocionante ovación. Y Titi no defraudó. En una jugada con sello propio marcó el gol de la victoria del Arsenal. Le bastó un control orientado y una suave caricia a la pelota para que ella, su amiga, se introdujera en esa férrea red que él ya había fusilado tantas otras veces. Explosión en el Emirates; explosión en el mundo fútbol.

Henry ya no es quién era, eso es imposible. La barba frondosa y el gesto de su cara denotan el paso del tiempo. Pero hoy, en el minuto 77 de partido, Thierry activó la máquina del tiempo y nos trasladó a todos a aquel majestuoso e imponente Highbury, una de las cunas del fútbol mundial, en el que Henry se labró su leyenda.

Con su trote inconfundible y su bellísima zancada, Henry volvía hoy a casa. Cuando el arbitro señaló el final del partido, "Titi" alzó los brazos y grito al cielo; a ese mismo cielo al que todos hemos gritado para dar gracias por devolvernos otra vez, aunque sea por poco tiempo, a un jugador único, un goleador fino y mordaz que ha dejado una huella imborrable en todos los amantes del buen fútbol.