lunes, 19 de diciembre de 2011

Malas formas pero buen fondo.

Hacía semanas que quería escribir unas líneas sobre un jugador supremo como Cristiano Ronaldo. Un palmarés envidiable y unas cifras goleadoras que no paran de aumentar son su mejor carta de presentación.

Desde su llegada a Madrid, todo le vino rodado. Punta de lanza de un proyecto millonario, con presupuesto excelso y libertad para hacer y deshacer con la única intención de derrocar al apoteósico Barcelona de Guardiola. Su rendimiento siempre fue bueno, y su afán por conseguir mejorar cada día hasta rozar la perfección en lo que a preparación física se refiere, es intachable y envidiable.

Su carácter chulesco, fardón y presumido le genera detractores allá por donde va. La frase de “me pegan porque me tienen envidia porque soy rico, guapo y buen jugador”, dicha por el propio Cristiano al acabar un partido de Champions, con el tobillo sangrando a chorro, es un error, nadie duda de ello, pero ¿cómo reaccionaríais vosotros después de que os cosan los tobillos a patadas? Su sangre es quizá demasiado caliente, pero viene con su forma de ser.

El otro día, tras perder 1-3 contra el Barcelona, toda la prensa nacional se cebó con él, sin contemplaciones ni miramientos. Cristiano calló, y el sábado, tras marcarle 3 goles al Sevilla, dijo: “Esto va para todos aquellos que me critican, porque ellos no saben de fútbol”. Mala frase y malas formas, pero buen fondo; me explico. Las críticas recibidas después de perder el clásico no fueron críticas sanas; eran críticas hirientes, lanzadas con malicia por periodistas que estaban quemados con la imagen del Madrid y querían focalizar su ira en Cristiano Ronaldo. Se puede criticar a Cristiano cuando lo hace mal, al igual que se puede criticar a cualquier otro jugador, pero aprovechar cualquier oportunidad para compararlo con Messi y dejarlo por tierra, o decir que es un “Falso grande” es un comentario de alguien que no sabe de fútbol. El portugués es el primero que sabe que contra el Barcelona estuvo desentonadísimo, pero leer y tener que aguantar tanta tontería y palabrería barata, duele.

Tratar de compararlo cada semana con Messi, aburre. Los 2 son gigantes futbolísticos y referentes mundiales para millones de personas, pero Messi es un extraterrestre que está fuera de toda comparación. Cristiano, el más grande de los mortales, comienza a darse cuenta. Hoy en día es imposible discutirle el número 1 a Messi, pero si hay algún jugador capaz de hacerlo a base de tesón, ganas y trabajo, ese es Cristiano Ronaldo; por  condiciones, por orgullo y por coraje.

El portugués es un jugador top, el mejor referente que puede tener el Real Madrid. Aunque delante de los micrófonos se le caliente algunas veces la boca, sus frases tienen sentido. En la mayoría de casos, si se escuchan con detenimiento sus palabras, lo que le pierde son las formas; pero en el fondo, si se escarba hasta llegar a atomizar cada una de las palabras de su frase, se puede observar que dice muchas verdades. Haced la prueba.


domingo, 11 de diciembre de 2011

Ganó el mejor


     Una vez más la misma historia. Hacía días que no se hablaba de otra cosa en los medios; España estaba paralizada por el ducentésimo “Partido del Siglo”. La expectación que había levantado el derbi era incluso mayor que en años anteriores. El Madrid llegaba primero con unos registros impolutos como local y se enfrentaba, por primera vez desde hacía 3 años, con un Barça que estaba debajo en la tabla y que generaba muchas dudas como visitante. Mourinho nunca había ganado a Guardiola un partido de Liga, y ayer, era la ocasión perfecta para dar un golpe de autoridad y dejar sentenciado el campeonato. Pero el fútbol, y en especial los Barcelona – Real Madrid no pueden regirse por datos y estadísticas, son duelos pasionales en los que no importa como lleguen los equipos.

     Mourinho no salió a hablar en rueda de prensa, Guardiola no daba pistas sobre el 11 y los medios comenzaron a especular. Lass o Arbeloa, doble pivote, trivote, “triángulo de presión alta”, Khedira o Coentrao, Higuaín o Benzema… Piqué, Puyol o Mascherano, defensa de 3 o de 4, Villa o Alexis, 5 en medio campo… Hipótesis y conjeturas de todo tipo que en algunos casos llegaban a rozar lo ilusorio.

     Pero llegó el partido y Mourinho sorprendió. Sacó un 11 tremendamente ofensivo en el que estaban todos los “jugones” de la plantilla. Sabía que jugaba en casa y confiaba en poder ganarle al Barcelona arrebatándole la pelota. La alineación del Barcelona era la esperada; esta vez Guardiola no hizo probaturas ni experimentos.

     Eran las 10 de la noche del domingo 10 de diciembre de 2011 y la pelota echó a rodar en el Santiago Bernabeu.

     En la primera acción, ¡PUM!, gol de Benzema. En una jugada rocambolesca y llena de fortuna llegaba el primer gol de Real Madrid. Valdés despeja mal, Di Maria filtra un balón que despeja Busquets, Ozil dispara, y tras un rechace, Benzema fusila a Valdés a escasos 2 metros de la línea de gol. El Bernabeu explotaba de júbilo. Aficionados y jugadores llevaban años esperando el momento y ni el más optimista podía imaginar un guión mejor.
     El Barcelona no estaba cómodo, la pelota le quemaba en los pies y la presión del Madrid era asfixiante. Durante los primeros 20 minutos no tuvimos noticias ni de Xavi ni de Cesc ni de Iniesta; el mediocampo azulgrana estaba desactivado. Las cosas pintaban mal.

     Entonces apareció Messi. El argentino retrasó 30 metros su posición y comenzó a recibir balones en la zona de elaboración culé. Desde el círculo central, él era uno más para asociarse y tratar de combinar para romper la telaraña merengue. Y fue así, en una acción sin peligro aparente, en la que Messi fue dejando atrás contrarios hasta que encontró a Alexis, que batió por bajo a Casillas en el minuto 29. El empate llegaba al Bernabeu y el partido cambiaba plenamente.
     El Barcelona se había repuesto del gol, había sabido aguantar el arreón madridista y volvía a encontrarse cómodo en el partido. El resto de primera mitad discurrió tranquila, con orden y mucho miedo por parte de los dos equipos.
     Y así se llegaba al descanso. El Madrid había dejado escapar la oportunidad de “matar” al Barça durante la primera parte y se enfrentaba ahora a 45 minutos de presumible dominio azulgrana.

     Que la segunda parte fuera un monólogo azulgrana sólo tiene una explicación… Esa explicación tiene 26 años, es de Albacete, juega al fútbol como los dioses y se llama Andrés Iniesta. Su primera parte fue discreta, pero en los segundos 45 minutos manejó el partido a sus anchas. Se jugaba al ritmo que él quería y cuando él lo deseaba. El Barcelona está lleno de estrellas, pero ninguna es como Iniesta. Es un jugador especial, tocado por una varita mágica que aparece cuando más se le necesita. Suena fuerte decirlo, pero él decantó el Clásico; bueno, él y la suerte. Porque el gol de Xavi en su partido 600 como azulgrana estuvo cargado de suerte. Un disparo inocente que rebota en Marcelo y hace inútil la rectificación de Casillas. La pelota estaba dentro y el partido estaba sentenciado.        
     Desde ese momento, el Barcelona fue el dueño y señor del encuentro. Mourinho, valiente, sacó a Kaká para intentar remontar pero no le sirvió de nada. Es cierto que el Madrid tuvo ocasiones para equilibrar la balanza, pero no habría sido justo. La superioridad culé se vio reflejada en el marcador en el minuto 65, cuando Cesc, tras una preciosa jugada remataba en plancha un milimétrico centro de Dani Alves.

     A partir de aquí el partido llegaba a su fin. El Barcelona dominaba y el Madrid se conformaba.  Otro año más, los hombres de Guardiola volvían a asaltar la “Casa Blanca”.

     Los años van pasando y el Madrid no puede. Cada vez está más cerca, pero todavía no llega a ese escalón futbolístico en el que está instalado el Barcelona. Su juego es bueno, brillante en algunos partidos, pero no alcanza el grado de excelencia azulgrana.

No hay nada decidido aún, si el Madrid puntúa en Sevilla seguirá líder, y presumiblemente cerrará el año como “Campeón de invierno”. Será en el año 2012 cuando se decidan los títulos y podamos comprobar quién ha sido el vencedor de esta preciosa batalla; si ha sido el fino estilista o el duro fajador. 

lunes, 5 de diciembre de 2011

And the winner is?

     Nos tocará esperar hasta el 9 de enero para conocer quién será el ganador del Balón de Oro 2011. Son tres los supervivientes que optan a tan prestigioso galardón; Cristiano Ronaldo, Xavier Hernández y Lionel Messi. Todos ellos son jugadores de la liga española, de nuestra liga; de la “mejor liga del mundo”.

     Aunque echamos en falta grandes jugadores como Andrés Iniesta o Iker Casillas, la realidad es la que es. En la criba final sólo puede haber 3 jugadores, y este podio estará formado por un tridente de auténtico lujo. Los 3 serían dignísimos merecedores del premio, aunque las apuestas dan como favorito- otro año más- a Leo Messi.

     Parece que el argentino no quiere bajarse de esa nube en la que lleva posado ya casi 4 años. Lo suyo no tiene parangón; con 24 años tiene ya 2 Balones de Oro y salvo sorpresa mayúscula conseguirá el 3º a principios de año. Su palmarés, al igual que la sombra de su leyenda, no hace más que aumentar. Messi marca la diferencia en el fútbol actual. Todos los jugadores pueden compararse entre ellos, exceptuándolo a él. Leo lo mira todo desde la tranquilidad que da saber que se han hecho bien las cosas. El fútbol no es objetivo y en infinidad de ocasiones, el corazón puede mucho más que la cabeza. Con el argentino no hay discusión. Por sus goles, por su magia, por sus gambeteos y por su prodigiosa forma de zigzaguear con el balón cosido a la bota izquierda se ha ganado el respeto del planeta fútbol. Es el gran favorito.

     Cambiando de bando, toca hablar de Cristiano Ronaldo, delantero del Real Madrid y ganador del Balón de Oro en el año 2008. El merecimiento del premio por parte del portugués queda fuera de toda discusión. Por su hambre infinita y por su personalidad combativa se merece pelear por ser el mejor jugador del planeta. En 2011 ha sido el máximo goleador europeo, el autor del gol del único título conseguido por el Real Madrid ese año (la Copa del Rey) y uno de los grandes causantes de que el club blanco sea cada año más ambicioso y esté cada vez más cerca del Barcelona. Sin entrar a valorar su carácter, las aptitudes que tiene el luso para ejercer la práctica del fútbol son un regalo divino. Su abanico de recursos a la hora de definir es infinito; en esto es superior a Messi. En todas las facetas rematadoras está en el top 3 de los mejores del mundo. Salto de cabeza, disparo con ambas piernas, anticipación, llegada, lectura de juego, lanzamiento de faltas… Cristiano Ronaldo es una máquina perfecta hecha para el gol. Por su gen ganador, por su facilidad para ver puerta, por su hambre de victoria, y por sus recursos como jugador, Cristiano podría ser también ganador del trofeo.

     Y llegamos a Xavi, el tercero en discordia; El jugador que lleva 13 temporadas demostrando su valía en el club de su vida. Su fútbol no es tan espectacular como el de Messi o Cristiano y,  ni sus goles son tan bellos ni su cara aparece en los carteles promocionales de los partidos. Aún así, Xavi debería ser el ganador de este Balón de Oro. La historia se lo debe; el fútbol se lo debe. 2010 fue su año. A los títulos conquistados con el Barça le añadió la estrella de campeón del mundo conseguida con la Selección Española en el Mundial de Sudáfrica. Una ley no escrita dice que en los años de mundial el premio suele ir para algún jugador de la selección campeona. Con Xavi no se cumplió. Messi fue el ganador y se lo agradeció a Xavi y a Iniesta, sus 2 compañeros de club y posiblemente los 2 principales responsables de que Leo esté donde está. Porque Xavi, al igual que Iniesta, define perfectamente el significado del término fútbol. Su posición es el mediocampo, el lugar donde todo se fragua y se cuece todo. El de Terrasa es el encargado de hacer funcionar la maquinaria de España y del Barcelona. Él organiza, temporiza y distribuye; luego los méritos se los llevan otros. Hemos tardado tiempo en darnos cuenta de la valía que tiene este jugador, pero ahora que lo hemos hecho, es inconcebible que alguien de su categoría se retire sin conseguir el premio. Él, desde su posición juega y hace jugar; es el dueño del balón.
Creo que es justo decir, (sin menospreciar a ningún jugador) que él, junto con Iker Casillas, ha cambiado la historia futbolística de España y la ha hecho una selección campeona y temida. Xavi cree en su fútbol, cree en la asociación y cree en el colectivo. Todos los jugadores son mejores a su lado. Por todo esto se merece el premio.

El día 9 se resolverá la incógnita y, salvo sorpresón de última hora, Messi ganará su tercer Balón de Oro consecutivo. Todos aplaudiremos, encumbraremos y alabaremos al mejor jugador del mundo. Desde nuestro sofá ovacionaremos al mejor jugador de todos los tiempos, pero desde Zurich, a escasos 3 metros de Leo, habrá alguien con una sonrisa casi más grande que la del propio Messi. Y ese será Xavi. Resignado,  felicitará y abrazará al astro dándole una más que sincera enhorabuena. Porque Xavi es así, un sacrificado del fútbol al que nunca oiremos decir que algo es injusto. El juega al fútbol porque es su vida y lo siente como suyo. No reclamará nunca un Balón de Oro, pero si la historia del fútbol es justa, Terrasa, Cataluña y España se merecen tener un balón de Oro 41 años después.