domingo, 27 de noviembre de 2011

Envidio la Premier.

Envidio la premier. Sus himnos, sus campos, su afición, sus jugadores, sus árbitros, pero sobre todo, su respeto por el fútbol. Es una liga diferente en la que se realiza un fútbol superlativo.
Me da exactamente igual que partido echen; si puedo, lo veo. Todo lo inglés tiene un toque diferente, algo que lo hace como más importante. Torneos de tenis hay centenares, pero ver una final de Wimbledon, te pone. Esa hierba perfecta, ese respeto máximo por el tenis, ese riguroso blanco en las equipaciones de los tenistas; esa final de 2008… GUAU.

Y los estadios de fútbol? Old Trafford , White Hart Lane, Anfield RoadTodos ellos estadios con mayúsculas; construcciones centenarias que son la carta de presentación de los mejores equipos del país. Recintos casi sagrados, templos del fútbol a los que cada semana acuden miles de feligreses a profesar su amor por unos colores. Estadios siempre llenos, aficionados siempre fieles y partidos siempre vibrantes. La Premier mola.

Si yo fuera futbolista me gustaría jugar en Inglaterra. “Siempre está nublado y los días de sol son pocos”, podréis decir algunos. Esa frase con un gallego pierde toda la fuerza. Envidio su “fair play”, y me encantan sus árbitros. La afición está siempre con el equipo, siempre. Los resultados y los fanatismos se dejan un poco de lado. La Premier es la liga de la confianza; se cree en los proyectos y se confía en los entrenadores y los jugadores.

Mi sueño es poder entrar en Anfield, respirar y empaparme de todo el fútbol que desprenden esas paredes; llegar a la grada y dejarme la garganta cantando el “You’ll never walk alone.” Mis sueños son estúpidos, pero son míos y a mí me gusta soñar estas cosas; me gusta creer que algún día se cumplirán.

 Aunque hay algo que debo confesar; un Barcelona – Real Madrid no lo cambio por nada del mundo!  

jueves, 3 de noviembre de 2011

El problema del '9'

       “No me despedí de Pep, solo lo hice de los que se portaron bien conmigo”. “Si ahora me llamase Guardiola no volvería”. Así explicaba Bojan Krkic cómo había sido su salida del F. C. Barcelona. En unas declaraciones que hizo en el programa El Convidat, de TV3, el delantero catalán expresaba su malestar por cómo se había producido su salida del club y por la forma en la qué Guardiola lo había tratado. Sus críticas palabras sorprendieron a todos y reabrieron un viejo debate que hoy, con las incendiarias declaraciones del sueco Zlatan Ibrahimovic en su autobiografía, está más vivo que nunca. “Te cagas encima con Mourinho. Vete a tomar por culo”, le espetó Ibra a Guardiola al finalizar un partido en El Madrigal en el que el sueco no fue de la partida y jugó sólo 5 minutos.

       Ibra no ha sido el único delantero que ha tenido que salir de Can Barça por la puerta de atrás. Con Henry quizás fue la edad, con Bojan su estancamiento y falta de progresión y con Eto’o ya se sabe, “Cuestión de Feeling”.
       Esta mañana, algunos medios -No sé bien con qué intención- hablaban de una nueva fisura en el vestuario de Guardiola. Esta vez el protagonista era David Villa. Parece ser que el asturiano no se siente cómodo en el equipo y se ve eclipsado por Leo Messi. Pocas horas después el propio Leo y Sandro Rosell aprovecharon diferentes actos para desmentirlo categóricamente. 

       “Enmierda que algo quedará”, deben pensar algunos. Hace un par se semanas se decía que Messi estaba agotado, que no descansaba y que por eso no marcaba goles. Ahora que los marca de 3 en 3 hay que buscar otra vía para malmeter. Le ha tocado a Villa.

       Los partidos del Barça son siempre iguales: posesiones abrumadoras, hipnóticas combinaciones e infinidad de jugadas con peligro que en el 75% de los casos llevan la firma de Leo Messi. Esto es así le pese a quien le pese. Desde que Guardiola es entrenador del Barcelona Messi es el jefe; un jefe pequeñito que no alza la voz, pero que le basta con levantar un brazo y pedir la pelota para que todos sus compañeros lo busquen. Año tras año sus cifras goleadoras aumentan, mientras que las del resto de compañeros de ataque disminuyen notoriamente. ¿Por qué? Es muy fácil. Una vez entra en el área(o en posiciones de peligro), Messi sólo busca anotar, incrementar su estratosférica cuenta goleadora. Detrás de esa cara de niño bueno, se esconde un caníbal hambriento que no cesa en su afán por ser el mejor de todos los tiempos.

       Este poder que tiene Messi, elevado casi a Dios en el vestuario culé, no sentó bien ni a Eto’o ni a Ibra; jugadores acostumbrados a ser la punta de lanza de sus equipos y selecciones. Su peso dentro del equipo era inferior al del argentino y sus números se resentían mientras que Leo copaba todas las portadas y era el centro de millones de halagos. Guardiola lo vio claro. Primero Eto’o y luego el sueco. Había que buscar un ariete de garantías, con gol y con pedigrí, pero que no tuviera un ego tan grande; y ahí estaba Villa.
El asturiano aceptó desde el primer momento su rol en el equipo. Sus cifras goleadoras fueron menores que en temporadas pasadas, pero sólo hay que mirar las estadísticas para darse cuenta de que el Guaje tira menos a puerta. Quizá sin Messi en el Barça, Villa marcaría 30 o 35 goles en La Liga, seguro que sí, pero el Barça no sería la apisonadora que es hoy en día.

       Saber que Villa, siendo el 9 del Barça, va a marcar entre 15 y 20 goles, va a trabajar como el que más para ahogar a los rivales en la presión y va a abrirle a Messi las defensas es todo un regalo para Guardiola, que es el que realmente sabe cómo gestionar a su equipo.

       Si todo sigue igual, Messi acumulará Balones de Oro uno tras otro y sus números serán cada vez más sobrenaturales. Si Villa, Alexis, Pedro y Afellay siguen entendiendo el rol que les ha sido encomendado y no buscan un protagonismo contraproducente para el club, el argentino seguirá reventando registros, y ellos podrán formar parte de una de las mejores plantillas de la historia.