El ex capitán blanco se despidió
del fútbol profesional ganando el título de Liga con el NY Cosmos por 3-2
frente a los Fury de Ottawa.
Se
acabaron las cucharas, los goles a un toque dentro del área y los desmarques
imperceptibles. La controversia respecto a su figura y el respaldo a ultranza
de los defensores “del que nunca hace nada”. Se acabó todo eso porque Raúl
disputó el pasado domingo su último partido como profesional, y lo hizo de la
única forma que sabe, ganando un nuevo título; en este caso el título de liga
con el Cosmos de Nueva York por 3-2 frente a los Fury de Ottawa.
Lejos
de los focos de los majestuosos estadios en los que el ex capitán blanco brilló
con luz propia (incluso fue capaz de silenciar alguno de ellos), Raúl se
despidió del fútbol profesional en un campo de césped artificial y disputando
la final de una liga menor estadounidense (la NASL), pero incluso allí, a casi
6.000 kilómetros de casa, algunos fieles le acompañaban y una pancarta que
lucía el texto: “Adiós leyenda”, junto a un escudo del Madrid – su escudo- le
acompañó en su último gran logro.
“Me
siento como un niño de barrio, jugando en la calle, en césped, en arena. Para
mí el fútbol es igual, ya sea jugar en artificial, con o sin gente”, afirmó tras
ganar su último trofeo, asegurando haber regresado “a sus primeros años”
jugando en el Cosmos y confesando sentirse “feliz pero también un poco triste”
por saber que ya todo se acaba.
En
su último partido, igual que en el primero en la Romareda allá por el año 1994
se fue sin marcar. Más de 400 goles y casi mil partidos después, el eterno capitán,
venido de las inferiores del Atlético de Madrid y convertido en leyenda tras
ganar, entre otras muchas cosas, seis ligas con el Real Madrid, tres Copas de
Europa, una Supercopa de Europa y dos Copas Intercontinentales, ha anunciado
que su retirada “ha sido la soñada, haciéndolo con un título”.
Un
tipo profesional, serio y disciplinado. El primero en la carrera continua del
entreno que no dudaba en abroncar a un compañero que veía que no daba el cien
por cien. Un capitán atemporal e intachable para muchos madridistas, instalado
ya a la altura de los grandes como Gento o Di Stéfano, que sabe que ahora
empieza “una nueva vida, un nuevo proyecto y un nuevo camino” pero no
exactamente dónde.
De
La Romareda a un estadio en Long Island; pasando por el Santiago Bernabéu, Old
Trafford, el Camp Nou, Hampden Park o el Stade de France. Todos esos templos
profanados con goles importantes. Goles que cierran 21 años de títulos y redes
perforadas que vieron como el 7 de noviembre, el gran 7 se besaba el anillo y
corría celebrando un gol por última vez.
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