Barcelona Vs Real Madrid, y a
partir de ahí se aceptan extrapolaciones del tipo Messi Vs Cristiano; Xavi Vs
Alonso; Mourinho Vs Tito; Casillas Vs Valdés… se pueden hacer todo tipo de
comparaciones, quinielas y vaticinios. El Barcelona-Madrid es un duelo mágico,
esperado y con repercusión mundial. Pero lo que no se debe olvidar es que, ante
todo, es un partido de fútbol. Parece casi ridículo tener que comentarlo, pero
es que no queda más remedio. El campo es de los futbolistas, no de los
políticos.
El lugar para resolver el
conflicto Cataluña-España no es esta noche en el Camp Nou. La situación es la
que es y el ambiente está como está, perfecto, pero por favor, no os desviéis
de lo fundamental. Esta noche, a las 19:50, aunque parezca casi una temeridad
decirlo a principios de octubre, se está jugando la Liga. Nadie esperaba que a
estas alturas el Barça llegara con 8 puntos de ventaja sobre el Madrid ni que
con una victoria hoy pudiesen dar carpetazo a la competición, pero es así. El
Madrid necesita ganar, colocarse a 5 y reengancharse. Ambos ansían la victoria,
y con eso, el principal beneficiado es el espectáculo. Hoy es el día de los
futbolistas y de los aficionados al fútbol, nada más.
Los tintes políticos que se están
generando antes del partido son del todo desafortunados. El mosaico que se
expondrá esta noche en el Camp Nou es llamativo, una senyera con la palabra
“Barça!” en el centro. La senyera representa a Cataluña, pero no al Fútbol Club
Barcelona. Al Barcelona lo representan 2 colores que hoy no están en ese
mosaico; el azul y el grana. Al menos en este aspecto, con consentimiento y
aprobación del club, la política le ha ganado al deporte. Por suerte habrá 90’ en los que la política
volverá a quedar apartada del epicentro del encuentro, como debería estar
pasando ahora mismo, y los únicos y verdaderos protagonistas serán los
jugadores.
Lo único verdaderamente
importante es que hoy se juega el mejor partido que se puede ver a nivel
mundial, y todo lo demás, queda en un segundo plano. Disfrutemos del juego
alegre del Madrid, del fútbol control del Barça, de sus combinaciones
hipnóticas y de las contras fulgurantes del Madrid. Disfrutemos del fútbol y
olvidemos el resto; ya habrá tiempo para hablar de política.
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