domingo, 7 de octubre de 2012

Hablemos de fútbol


Barcelona Vs Real Madrid, y a partir de ahí se aceptan extrapolaciones del tipo Messi Vs Cristiano; Xavi Vs Alonso; Mourinho Vs Tito; Casillas Vs Valdés… se pueden hacer todo tipo de comparaciones, quinielas y vaticinios. El Barcelona-Madrid es un duelo mágico, esperado y con repercusión mundial. Pero lo que no se debe olvidar es que, ante todo, es un partido de fútbol. Parece casi ridículo tener que comentarlo, pero es que no queda más remedio. El campo es de los futbolistas, no de los políticos.

El lugar para resolver el conflicto Cataluña-España no es esta noche en el Camp Nou. La situación es la que es y el ambiente está como está, perfecto, pero por favor, no os desviéis de lo fundamental. Esta noche, a las 19:50, aunque parezca casi una temeridad decirlo a principios de octubre, se está jugando la Liga. Nadie esperaba que a estas alturas el Barça llegara con 8 puntos de ventaja sobre el Madrid ni que con una victoria hoy pudiesen dar carpetazo a la competición, pero es así. El Madrid necesita ganar, colocarse a 5 y reengancharse. Ambos ansían la victoria, y con eso, el principal beneficiado es el espectáculo. Hoy es el día de los futbolistas y de los aficionados al fútbol, nada más.

Los tintes políticos que se están generando antes del partido son del todo desafortunados. El mosaico que se expondrá esta noche en el Camp Nou es llamativo, una senyera con la palabra “Barça!” en el centro. La senyera representa a Cataluña, pero no al Fútbol Club Barcelona. Al Barcelona lo representan 2 colores que hoy no están en ese mosaico; el azul y el grana. Al menos en este aspecto, con consentimiento y aprobación del club, la política le ha ganado al deporte. Por suerte habrá 90’ en los que la política volverá a quedar apartada del epicentro del encuentro, como debería estar pasando ahora mismo, y los únicos y verdaderos protagonistas serán los jugadores.

Lo único verdaderamente importante es que hoy se juega el mejor partido que se puede ver a nivel mundial, y todo lo demás, queda en un segundo plano. Disfrutemos del juego alegre del Madrid, del fútbol control del Barça, de sus combinaciones hipnóticas y de las contras fulgurantes del Madrid. Disfrutemos del fútbol y olvidemos el resto; ya habrá tiempo para hablar de política. 

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