La selección se vuelve a España logrando lo imposible, concatenar Eurocopa-Mundial-Eurocopa de forma consecutiva. Sólo Alemania había estado cerca de lograr semejante gesta pero la final de la Euro del 76 acabó con sus sueños.
Nuestros jugadores sí lo han
conseguido; han hecho historia. Con una forma de jugar única, efectiva e
irrepetible, han ido desarbolando a todos y cada uno de los rivales. Si no
había ‘9’ salía el ‘10’, y sino el incombustible ‘7’; todos han sumado en esta
victoria. Un grupo de 23 héroes en el que sólo 5 se han quedado sin probar las
mieles del éxito dentro del campo: Reina, Valdés, Juanfrán, Albiol y Llorente.
Es posible que tengan que pasar
años para que todos comprendamos lo que están haciendo estos chicos. Y lo mejor
es que por detrás, las selecciones Sub 21 y Sub 19 también son las mejores de
toda Europa, lo que demuestra que el fútbol español tiene aún cuerda para mucho
rato.
La victoria en Kiev ha sido sin
duda la menos celebrada. Es difícil acostumbrarse a ganar, pero estos chicos lo
han hecho, y han convertido el éxito en rutina; démosle el valor que eso
merece. Los Xavi, Silva, Piqué, Iniesta o Fábregas, no podrán jugar y defender
con orgullo nuestros colores para siempre, pero ya tienen reservado un hueco en
nuestros corazones, ahí donde se guardan las cosas felices. Porque eso es el fútbol;
felicidad, ganas de superarse, diversión, esfuerzo y victoria. Su victoria no
nos da de comer, ni hará que el paro o la prima de riesgo en nuestro país bajen,
claro que no, pero que hubiesen perdido o caído de forma ridícula y estrepitosa
tampoco conseguiría que las cosas mejorasen. Hoy por hoy, el deporte es una de
las pocas alegrías que tenemos en España, aprendamos a disfrutarlo, porque como
todo lo bueno, también se acabará.
Centrándonos en el presente, esta
ha sido la Eurocopa de Alba, inconmensurable en sus subidas por banda, de Piqué
y Ramos, afianzados ya como la pareja del futuro, del doble pivote, arma eficaz
donde se destruye el juego rival y se inicia el propio, de la inmortalidad de
Iker e Iniesta, de la consagración de Fábregas y de la feliz recuperación de
Torres. Todos ellos, los 23, son ya historia viva de nuestro país. Al igual que
Del Bosque; en muchos casos sus alineaciones y cambios desconcertaban a más de
1 de 2 y de 100, pero finalmente siempre daba con la tecla. Entrenador,
psicólogo y hombre de fútbol; gracias Vicente.
Pero si hay que dar las gracias,
también se debe agradecer a Jarque, Puerta, Miki, Preciado y todos aquellos que
perdieron la vida realizando su sueño; jugar a fútbol. Por ellos, por nosotros
y por toda España.
Enhorabuena y gracias, campeones.
Os estaremos eternamente agradecidos.
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