Hace semanas que los medios deportivos de toda España no hacen más que hablar de la cantidad de duelos Madrid – Barça que se vivirán (casi con total seguridad) en los próximos días. El ambiente está contagiado, los aficionados ya hacen apuestas y planes con los amigos para quedar a ver los partidos en el típico bar y reservar la mesa de siempre.
Lo políticamente correcto era no hablar del 'clásico' hasta que no fuera temporalmente obligatorio. Los clubes trataban de vendernos la moto de que todos los duelos son complicados, que todavía faltaban algunas jornadas de Liga importantes y que había que superar la barrera de los cuartos de la Champions. El Barcelona la superó con solvencia esta noche; el Real Madrid lo hará mañana, y ahí empezará lo bueno.
Llegarán días en los que sólo oiremos hablar del gran partido, y no una vez, sino cuatro veces, cuatro. 16 de Abril, sábado, partido de liga; 20 de Abril, miércoles, final de la Copa del Rey; 27 de Abril, miércoles, ida de las semifinales de la Champions y 3 de Mayo, martes, vuelta de las semifinales. Dieciseis días en los que no importará nada más. Blancos y blaugranas se repartirán los títulos nacionales y uno de los dos estará presente en la final de la Champions. Dos proyectos opuestos, con ideas muy diversas de cómo llegar a lo más alto; la cantera contra la cartera, Mourinho contra Guardiola, el presente contra ¿El futuro?, el Fútbol Club Barcelona contra el Real Madrid, las dos mejores plantillas del mundo se lo jugarán todo en 4 orgásmicos partidos que marcarán su porvenir.
Es un hito histórico. Cuando se acerca un Barça – Madrid todos nos alteramos, da igual si se es de otro equipo o si se pasa del fútbol, estos duelos están por encima. Son batallas a muerte en las que ningún equipo se reserva nada. Las casas de apuestas se llenan, y las porras a pequeña escala comienzan a florecer. Las viejas heridas vuelven a abrirse, el odio y el rencor salen a la luz y los aficionados defienden a muerte sus colores. Y es que es así, el Madrid y el Barça son enemigos acérrimos, la grandeza de uno no puede entenderse sin el fracaso del otro. Su gloria pasa por el fracaso del vecino. Son dos fantásticos púgiles condenados a encontrarse allá por donde van. Históricamente se odian, pero futbolísticamente, mal que les pese, están condenados a quererse, se necesitan para ser grandes.
16 días de nervios, de exaltación, de lucha. 16 días por demostrar quién manda, para dar el estacazo definitivo, el toque de gracia que eleve a uno y condene al otro a vagar por los infiernos. 16 días para disfrutar de un fútbol de muchos quilates, 16 insignificantes días que marcarán toda una temporada. 16 agónicos días que marcarán la historia.
Madrid y Barça; Barça y Madrid, sólo puede quedar uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario